viernes, 31 de marzo de 2017

El triunfo del monoteísmo.

Reflexiones después de la lectura del prólogo a la edición inglesa del libro "Dioses y mitos de la India", de Daniélou.
Las religiones politeístas antiguas, en general, y la hindú, en particular, reconocen y aceptan para cada hombre y para cada país, un camino diferente de realización, con modos diferentes de moralidad, rituales y dioses. Por eso, el hinduismo evita fijar reglas de comportamiento y en él, no hay lugar para los dogmas ni para el proselitismo.
El maestro enseña lo que sabe. Enseña, también, que la suya no es la única verdad, porque sabe que ignora las infinitas verdades de los otros. No puede asegurar que el suyo sea el único camino. Expone cuanto sabe y deja que el alumno realice sus propios descubrimientos y encuentre el camino de su propia realización y crecimiento.
Nadie puede fijar normas para que los demás las sigan. Las reglas de la moralidad obedecen a convencionalismos sociales y nada tienen que ver con el desarrollo personal.
Por el contrario, nuestras naciones civilizadas y nuestra cultura monoteísta, está poseída de una soberbia y una irracionalidad casi infinitas. Están ciegamente convencidas de que su mitos son los únicos verdaderos y, por ello, necesita expandirlos, convencer a los demás,  hacerlos universales. Siguen ciegamente sus creencias y la imagen de un único dios verdadero que dirige sus guerras y aprueba sus prejuicios, costumbres sociales y leyes.

Reflexiones después de la lectura del libro "Sapiens, de animales a dioses", de Yuval Noah Harari.
El poder de la Iglesia se basa en que todos sus feligreses creen, sin dudarlo, que Dios fecundó a una mujer y que sus sacerdotes tienen el poder de convertir, siguiendo un rito establecido, el pan y el vino en el cuerpo y la sangre  del Hijo de Dios, producto de esa concepción.
El triunfo del monoteísmo se debe exclusivamente a que cuando millones hombres, de diferentes lenguas, razas y naciones, creen en un mito, el poder del grupo creado alrededor de ese mito, se hace inmenso, porque permite a millones de extraños trabajar y cooperar juntos para un objetivo común.
Para que el sistema sea eficaz, es imprescindible que todos sus miembros crean en el mito ciegamente, por muy disparatado que parezca, y lo defiendan apasionadamente ¿Por qué si no, consideramos tan absurdos los mitos de los otros y tan lógicos los nuestros?
Nuestra sociedad monoteísta, PREMIA a los que siguen fielmente al gran rebaño, y TEME y REPRIME el espíritu crítico, despreciando, apartando o persiguiendo, a los que intentan ser ellos mismos.