El Frente de Juventudes fue una sección del partido político
por el Régimen de Franco en 1940 para el encuadramiento
y adoctrinamiento político de los jóvenes españoles
según los principios del Movimiento Nacional.
(Wikipedia)
A mediados de los años 50 del siglo pasado, en plena dictadura del general Franco, era yo un niño de pantalón corto y vivíamos en la casa del Telégrafos viejo de San Sebastián de la Gomera. Todos los domingo los niños íbamos al colegio, pero no asistíamos a clase. Separados por sexos, formábamos como soldados en el patio del recreo y luego, en fila india, nos llevaban a misa. La asistencia al oficio religioso dominical era una actividad obligatoria más de la formación de los infantes.
Había también, como en todos los pueblos, un “Frente de Juventudes”. Era un local donde se reunía a los niños -solo los varones- para programarlos en los principios del régimen fascista que nos gobernaba, en valores como la bandera, los himnos y la patria e inculcarles el sentimiento irracional y anticristiano de pertenencia a un pueblo y a una raza superior. Se embullaba a los niños con actividades recreativas y juegos. Era un lugar de reunión agradable al que yo solía acudir con mis amigos. Un adulto se encargaba de su organización. A este hombre se le conocía con el nombre de “El Político”. Un día se produjo la crisis. Se fue el que hasta ese entonces dirigía nuestro “Frente de Juventudes” y que se preocupaba más de los juegos que del adoctrinamiento, siendo sustituido por un joven lleno de “valores” e interesado más en el proselitismo que en los juegos.
A los pocos días de llegar nos dio a todos los niños un papel para nuestros padres, advirtiéndonos que el que no lo trajera firmado no podría volver por el local. En él decía que el firmante deseaba que su hijo fuera formado en esos principios. Nunca olvidaré la escena. Mi padre estaba en su despacho de Telégrafos. La mesa estaba situada de forma que él quedaba mirando hacia la puerta. Yo entré contento con el papel, lo puse sobre la mesa, le explique de qué se trataba y me quedé esperando su firma. Él leyó el papel, luego me miró. Volvió a leerlo. Lo cogió entre sus manos, lo rompió en pequeños pedazos, los arrojó en la papelera colocada junto a sus pies y, si decir ni media palabra, continuó su trabajo. El pobre Tinito no pudo volver al “Frente de Juventudes”. Ahora recuerdo con orgullo aquel gesto de mi padre que permanece imborrable en mi memoria.
El "Frente de Juventudes" español guardaba similitud
en su estructura con las "Juventudes Hitlerianas" alemanas,
con la "Obra Nacional Bolilla" del fascismo italiano
y con la "Mocidade Portuguesa".
en su estructura con las "Juventudes Hitlerianas" alemanas,
con la "Obra Nacional Bolilla" del fascismo italiano
y con la "Mocidade Portuguesa".
(Wikipedia)