Pasó cuando se fue mi padre,
hace cuarenta y ocho años.
Más tarde,
mi madre,
hace dieciséis.
Ahora,
hace solo unos días,
mi hermano Fernando.
Fernando era el mayor de los tres hermanos.
La marcha de Fernando,
como la de mis padres,
me devuelve a los interrogantes de la juventud,
al misterio de las preguntas sin respuestas.