domingo, 18 de diciembre de 2016

La imaginación, la mentira y el autoengaño.

Hemos heredado la imaginación y la mentira de las otras especies que nos han precedido en el proceso evolutivo.
Se sabe que solo uno de cada diez intentos de caza de una manada de carnívoros tiene resultados positivos. Esa estratégica de caza es un acto de planificación. El acto de esperar algo en el futuro es, sin lugar a duda, un acto imaginativo.
Se ha podido observar a un chimpancés dando un grito de alarma para que un compañero más fuerte, que ha descubierto un frutal, salga huyendo y así él poder alimentarse.
Nosotros hemos conseguido perfeccionar la imaginación y el engaño hasta unos niveles de locura y, lo que es más importante, hemos aprendido, para sobrevivir, a engañarnos a nosotros mismos.
El mundo sobrenatural es el mejor ejemplo de ello. En él la imaginación y el autoengaño alcanzan su máxima perfección.
Somos unos simios dotados de la capacidad para inventarse y creerse cualquier descabellada historia que pueda dar coherencia a su existencia.