En la guía que facilitan cuando visitas la Catedral de Salamanca, hablan, entre otras cosas, de un Cristo que está en un lugar destacado. Dicen que es muy venerado por los fieles por su antigüedad y por el hecho milagroso de ser el que llevaba un bravo caudillo castellano y que gracias a su intercesión pudo derrotar y expulsar a los moros de una importante ciudad.
Los feligreses que veneran ese Cristo y el clérigo que escribió esa guía no saben nada de la doctrina que predicaba el de Nazaret.