miércoles, 22 de marzo de 2017

Mi dios.





Fernando Espinosa García (1899-1972)

Mi madre lo adoraba y desde niños nos enseñó a adorarlo como a un ser superior. Seguramente por eso pensaba yo que era inmortal, como los dioses. Cuando murió, hace 44 años, la realidad, como una gran piedra, me golpeó la cabeza con tanta fuerza que su herida aún permanece abierta. No entendía -y sigo sin entender- cómo "todo esto" puede seguir existiendo sin su presencia.
Mi padre, Fernando Espinosa García, nació en Los Realejos, el día 8 de octubre de 1899, y murió en La Orotava, el día 31 de octubre de 1972.
Él me clavó esta espina que he llevado toda la vida. Me dejó de herencia un cofre con las preguntas que el hombre se hace desde que está sobre la tierra. Una espina que nunca he podido –o quizás no he querido- arrancarme.