La soberbia innata de nuestra especie no tiene límites. Nos hace creer a todos, y en especial a los científicos, que el cerebro humano es la mayor perfección del universo.
¿Para qué nos sirve ese maravilloso cerebro que tenemos los humanos? Para tonterías: para hacer herramientas y maquinarias, grandes construcciones, computadoras y naves espaciales.
Sin embargo, para lo importante y fundamental, para lo que de verdad nos preocupa e interesa, para eso, es un verdadero inútil. Es incapaz de sacarnos del laberinto de incertidumbre donde estamos atrapados y a donde él nos ha llevado con su irracional torpeza.