miércoles, 12 de julio de 2017

El misterio de la vida

Un hombre libera, en cada eyaculación, unos 250 millones de espermatozoides y una mujer 1 óvulo cada mes. Un hombre sano produce a lo largo de su vida unos 525 billones de espermatozoides y una mujer libera unos 450 óvulos, capaces de ser fecundados. De esas combinaciones se deduce que nuestros padres podrían haber concebido 200 trillones hijos diferentes, por lo que la probabilidad de que cualquiera de nosotros esté aquí es muy remota. 
Si tenemos en cuenta, además, que las probabilidades de que nacieran nuestros antepasados -padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos...- fueron las mismas, resulta que la probabilidad de nuestra existencia es un número infinitamente pequeño.
Estamos aquí como consecuencia de un hecho fortuito, como podía estar cualquier otro, y no por haber sido elegidos
Sin embargo, hasta el más humilde de nosotros va por la vida creyéndose el centro del universo, imprescindible y único. 
Nuestro sitio natural es la nada. Somos un improbable flash en medio de un vacío infinito.
¡Qué patético el viejo redactor de este blog! Se sabe descendiente de un simio, con un cerebro consecuencia de un proceso evolutivo caprichoso, oportunista, irracional y caótico, y, a pesar de ello, se divierte intentando, como un estúpido, encontrarle algún sentido a todo este lío.