Fue solo un instante, unos segundos. Ayer, un día frío y gris de invierno, a media tarde. El tráfico nos obliga a detenernos. En un banco del paseo, una pareja mayor -más de 65 y menos de 70- se están mirando. Él, casi de espaldas, no deja ver su rostro. Ella casi de frente. Están bien abrigados, pero sus ropas son muy humildes, casi de indigentes. Cuando los miro, por primera vez, ella le está frotando la espalda, como para darle calor, mientras lo mira con una sonrisa limpia de novia juvenil. Luego, sin dejar la sonrisa, acerca sus labios hasta los de él. El semáforo y la corriente del tráfico nos separan del milagro de invierno.
(...) Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida
otro milagro de la primavera
A UN OLMO SECO. CAMPOS DE CASTILLA
Antonio Machado