DEDICATORIA: Para Sergio Armas López de Vergara,
que hoy cumple dieciocho años.
Desde la cofa del palo del trinquete me llegó ya el grito de “tierra a la vista” y desde la cubierta puedo ver una franja oscura en el horizonte, bajo las nubes, donde se encuentra mi destino. Tú te estás alejando de la costa y buscas, empujado por la fuerza de la vida, el mar abierto.
La cabeza de un hombre que está en el atardecer de la vida y la de un joven son tan parecidas y, a la vez, tan diferentes.
Uno tiene un largo camino y un tiempo casi infinito por delante y para el otro todo pasó en un instante.
Al final, después de cruzar el océano, descubres que no has aprendido nada. Sigues dándole vueltas a las preguntas de los dieciocho años.
Pero no, sí, aprendes algo. A valorar lo pequeño, lo humilde y lo sencillo. Aprendes que lo demás solo sirve para tapar el hueco de nuestro vacío interior.