miércoles, 26 de abril de 2017

La trastienda

Aquí,
donde parece que yo vivo,
ya no me interesan ustedes,
ni yo.
Yo ya vivo,
casi todo el tiempo,
en otro mundo.
En un mundo que yo me he fabricado.
En ese mundo imaginario
existe también
el mar, la brisa y las palmeras,
igual que aquí.
Pero no gente como ustedes,
ni como yo.
Existe gente, sí,
pero otra gente.
Gracias a ese nuevo mundo
yo consigo seguir aquí,
ahora,
conmigo
y con ustedes.

 

lunes, 24 de abril de 2017

jueves, 20 de abril de 2017

La risa de los dioses

¿Para qué trabajamos, estudiamos, escribimos, bailamos, bebemos y fumamos, navegamos, caminamos, nos drogamos, hacemos dietas de adelgazamiento, escalamos, comemos, nadamos, leemos, hacemos terapia de grupo, viajamos, pintamos, hacemos yoga, esculpimos, copulamos, componemos música, soñamos...?
¿Para entretenernos ocupados en algo mientras esperamos que se acabe este estúpido absurdo o, quizás, para olvidarnos de ese viaje futuro próximo cierto que nos espera?
¿Para qué nos sirve la razón? Vivimos con el deseo permanente de afirmar ante los demás nuestro "yo", con un ansia desmedida de poder y con un deseo permanente de acaparar propiedades y cosas. 
Vivimos como si fuésemos eternos, aunque sabemos que nacimos, casualmente, hace unos pocos años y que la única propiedad que tenemos es ese barco que nos espera, que debemos tomar en un corto espacio de tiempo y que nos llevará de regreso a la nada.

miércoles, 19 de abril de 2017

La fuerza

                           
LOS GALLOS
Cuando canta el gallo negro
es que ya se acaba el día.
Si cantara el gallo rojo 
otro gallo cantaría...

(Poema de Chicho Sánchez Ferlosio,
sobre la Guerra Civil Española)



La fuerza es la gran bestia irracional
que dirige la vida y la evolución. 
La razón solo sirve para hacer más poderosa a la fuerza
Ella, la fuerza, fija las fronteras,
impone  las religiones,
establece las normas y las leyes.
dice quién tiene la razón,
quién ordena y quién obedece,
Todo lo demás:
la verdad, el arte, la poesía, la música, la literatura...
son solo juegos de salón,
entretenimientos pasajeros,
parásitos,
que se alimentan  y florecen sobre ella,
sobre la fuerza victoriosa.




jueves, 13 de abril de 2017

La sexualidad y las metas imposibles

En un estudio sobre el comportamiento sexual de los humanos se dice que los hombres eyaculan un promedio de dos a tres veces por semana. Pero se aclara, también, que este número no puede servir de referencia para todos puesto que una cosa es ser un joven vigoroso y lleno de hormonas y otra, muy diferente, un adulto mayor de 50 con un nivel de testosterona en declive. Por lo tanto, estos promedios cambian según el grupo de edad: los menores de 30 tienen esa necesidad una vez cada dos días; en la franja de 30 a 50 el promedio es de dos veces por semana, y para los mayores de 50, lo normal es cuatro veces al mes.
El instinto sexual lo llevamos grabado a fuego en nuestra genética. Si uno solo de nuestros antepasados no hubiera copulado no estaría yo aquí escribiendo tonterías, ni ustedes leyéndolas.
Todos los mamíferos, excepto algunos simios y el hombre, copulan solo cuando la hembra está receptiva y preparada para ser fecundada, lo cual suele ocurrir pocas veces al año. El Homo Sapiens necesita satisfacer sus necesidades sexuales heredadas, como respirar o comer. 
Seguramente con el fin de ordenar la vida social, se ha considerado todo lo relacionado con el sexo como algo malo y pecaminoso que, como la muerte, se mantiene oculto. Como consecuencia de ello algunas religiones pusieron entre sus normas que sus pastores debían mantenerse célibes, a pesar de que todos sabemos que es una meta imposible. Un hombre necesita satisfacer sus necesidades sexuales heredadas, como respirar o comer.
Esta costumbre que, a pesar del desarrollo del conocimiento del comportamiento humano, se sigue manteniendo, cuánto daño nos ha hecho a todos y en especial a las religiones, a sus pastores y a sus feligreses. Cuanto daño hubiéramos evitado si nunca se hubieran establecido esas normas antinaturales.
El sexo y la religión no tienen nada que ver. El sexo sirve para la supervivencia de la especie y las creencias religiosas para vencer a la muerte.
¿Por qué no pueden los sacerdotes formarse en una universidad en lugar de seminarios cerrados, convivir con los otros estudiantes, tener una compañera y llevar una vida sexual normal como el resto de los mortales?
Pienso que nos beneficiaríamos todos y en especial ellos.

jueves, 6 de abril de 2017

El percebe y la medusa

El pesado ancla de la educación
nos programa para ser iguales,
para mantenernos fieles a sus principios,
para tener un rebaño compacto y sin fisuras.
Temiendo, como un percebe en la roca
al océano infinito.
Cortar la cadena que nos une al fondo
No hay otra solución.
Convertirnos en medusa
Y vagar errante por el océano
Es la primera tarea del hombre libre.