Hace unos días le escuché a un joven, que llevaba un vaso en la mano y una amplia sonrisa en su rostro, esta frase: "La vida es para vivirla, no para entenderla".
Qué gran verdad, pensé primero, y no como el estúpido autor de este blog que hace todo lo contrario.
Qué gran verdad, pensé primero, y no como el estúpido autor de este blog que hace todo lo contrario.
Pero luego... Creo que esa forma de entender la vida es la que nos ata al sistema, nos destruye el espíritu crítico y nos hace andar junto al rebaño. Sí, es posible que así se sea más feliz, pero es una estúpida felicidad.
Pero ahora, finalmente, pienso que las dos formas son igualmente inútiles y estúpidas.