Algunos lectores me han hecho llegar sus comentarios y su preocupación por el pesimismo crónico del blog.
No es nada fácil quitarse de encima el lastre que se ha ido acumulado durante nuestra larga formación y verse libre de las mentiras y las supersticiones de una educación concebida exclusivamente para el adoctrinamiento.
Entre el más humilde de los insectos y el más sobresaliente de nosotros no existe, desde el punto de vista evolutivo, la más mínima diferencia. Ni en su importancia objetiva, ni en su trascendencia. Son simplemente dos seres vivos que pasan su vida sobre este insignificante grano de arena, que es nuestro planeta. Eso es lo que firmemente creo.
Me he acostumbrado a vivir con esas convicciones, adaptandome a la vida e intentando disfrutar de mi existencia. Mi felicidad nada tiene que ver con mi forma de ver el mundo que me rodea.
Contemplar los amaneceres, sentarme tranquilo en las bibliotecas, caminar, navegar y mirar a mis semejantes me ayuda a transitar por la vida, pero no me impide ver el disparate absurdo que es nuestra pobre existencia.