¿Por qué tenemos que llegar a viejos para conseguir aprender lo que deberían habernos enseñado durante los primeros años de nuestra formación?
¿Por qué no se nos enseña que el instinto de supervivencia de los seres vivos es la fuerza más poderosa que existe? Ni los dioses, ni el dinero, ni las propiedades, ni el espíritu de aventura, ni el sexo, ni las fantasías. Él nos mantiene atados a la vida aunque la razón nos esté insitando continuamente a abandonarla. Hasta los creyentes se agarran a ella con todas sus fuerza.
¿Por qué no se nos enseña que nunca conseguiremos alcanzar el mundo que nos rodea? Vivimos como en un sueño. Solo tenemos acceso a una película que se proyecta en el interior de nuestro oscuro cerebro y que se estimula con los impulsos eléctricos que le llegan de los sentidos.
¿Por qué no se nos enseña que nuestra razón se ha ido gestando durante miles de años y se modifica continuamente con el único objetivo de favorecer nuestra supervivencia? No existen verdades absolutas, razones, principio o dioses que duren para siempre. Cuando ya no son útiles nos olvidamos de ellos.
¿Por qué no se nos enseña que lo que escribimos, hablamos, pensamos, imaginamos y soñamos está delimitado por nuestro lenguaje? No podemos escribir, hablar, pensar, imaginar o soñar nada que escape de sus límites.
¿Por qué en todas las asignaturas no existe un capítulo que ponga en cuarentena a la propia asignatura y recuerde a los alumnos que eso es lo que se sabe hasta hoy de la materia y que puede ser modificada por cualquier otra interpretación más favorable? Se nos debería enseñar el giro de Galileo, que sustituyó la razón del sol que se mueve y una tierra estática por la razón de un sol estático y una tierra en movimiento, o el de Darwin, que cambió la interpretación de la Biblia de que las especies fueron creadas independientemente, por una evolución encadenada y hermanada de todas las especies. Todo lo que hoy se cree y estudia, dentro de unos cientos o miles de años será sustituido por otros fundamentos más favorables para la supervivencia.
¿Por qué no se enseña que la religión que se profesa en el lugar donde se ha nacido es una más entre las muchas que existen o han existido y que todas tienen las mismas posibilidades de ser verdaderas? ¿Por qué no se enseña que existen otros hombres que piensa que la inmortalidad es un sueño imaginado por los hombres para alejar el pánico de la muerte, que está en continua lucha con el instinto de supervivencia?
¿Por qué no se enseña que el lugar donde se ha nacido y la cultura en la que somos educados es una más entre otras muchas y que las culturas y los países se enriquecen en contacto los unos con los otros? Los encierros patrióticos de cualquier tipo solo sirve para aislarnos y embrutecernos.
¿Por qué no se enseña que cualquier tipo de progreso se consigue con la religión de la duda? Los principios, las verdades absolutas y los fundamentalismos mantienen las sociedades y las culturas embrutecidas, sin posibilidades de perfeccionamiento.