Seguramente son muy pocos, tal vez menos de diez, no muchos más. Algunos estaban en la biblioteca de mi padre. Con otros me he tropezado más tarde, casualmente. Esos pocos libros cambiaron mi vida. Me convirtieron en feligrés de la duda.
viernes, 29 de mayo de 2020
jueves, 28 de mayo de 2020
XXX Amanecer de agosto en Breña Alta (poesía)
Con la lluvia de la noche y los primeros rayos del sol, todo el campo, alrededor de la casa, se pinta de un verde luminoso. Hasta dentro de las habitaciones llega el aroma embriagador de las plantas y el canto enamorado de pájaros, gallos y grillos. Ahora, que ya ha pasado el amanecer y el sol se aleja del horizonte, se escucha solo el silencio.
martes, 26 de mayo de 2020
XXX Mirándome en el espejo
Según la teoría del Big-Bang el universo surgió de la gran explosión hace unos 13.800 millones de años. La tierra se formó hace 4.543 millones de años. La vida apareció sobre el planeta hace unos 3.850 millones de años. Nuestra especie, el Homo Sapiens moderno, hace unos 100.000 años. La vida media del hombre actual es de unos 80 años. En escala métrica, si nuestra vida fuera 8 centímetros, la de nuestra especie serían 100 metros, la de la vida sobre el planeta 3.850 kilómetros (la distancia aproximada entre Canarias y Berlín), la de la formación de la tierra unos 4.543 kilómetros (la distancia entre Canarias y Varsovia) y el Big-Bang estaría a 13.800 kilómetros (algo más que el diámetro de la tierra).
El hombre libera, en cada eyaculación, unos 250 millones de espermatozoides y la mujer 1 óvulo cada mes. Un hombre sano produce unos 525.000 millones de espermatozoides a lo largo de su vida y la mujer, aunque nace con 2 millones de óvulos, solo pone a disposición de la fertilización unos 450. Un hombre y una mujer podrían concebir, entonces, un número de hijos diferentes igual al resultado de multiplicar 525.000 millones por 450. Es decir, 236.250.109. Todos serían hermanos, pero con una carga genética diferente. Por todo ello la probabilidad de que cualquiera de nosotros esté aquí, con su propia genética, es igual a un número infinitamente pequeño.
De las casi infinitas partículas de polen que el viento arrastra en el bosque durante la primavera, unas pocos consiguen fecundar una flor y de las semillas que caen al suelo, solo muy pocas consiguen germinar y se convierten en un árbol. Un árbol que, como nosotros, nace por casualidad en un determinado lugar, en un tipo de suelo, con una radiación solar y una pluviometría determinada y aunque lucha con todas sus fuerzas para sobrevivir, no sabe, como nosotros, que solo se limita a seguir la programación genética con la que ha nacido y de la que es un esclavo ciego.
Nuestra irracional soberbia nos impide ver nuestra propia imagen reflejada en el espejo.
Cualquiera de nosotros, como el árbol, es solo un eslabón que está al servicio del largo proceso evolutivo de la vida. Un proceso evolutivo cuyo sentido último, como la mayor parte de lo que ocurre a nuestro alrededor, no es capaz de entender nuestro limitado cerebro.
Esto es lo que reza cada mañana, al despertar, y cada noche, al acostarse, el que escribe este blog. Un hombre en el ocaso de sus 8 centímetros. Feliz de estar finalizando la tarea de echar por la borda todas las grandes mentiras con las que fue adoctrinado desde la infancia.
domingo, 24 de mayo de 2020
XXX Lancelot. (poesía)
El "Lancelot" (Acuarela de Miguel de Luis)
Pueblos de paralelepípedos blancos, mar, volcanes, camellos, salinas, palmeras, cisternas y viento era el Lanzarote, todavía sin turismo, cuando en 1928 llegó mi tío, Agustín Espinosa García, para poner a caminar el primer Instituto de Segunda Enseñanza de la Isla. Durante su estancia, este joven profesor de literatura e inquieto soñador, nos regaló la mitología maravillosa de su Lancelot 28º-7º. Un nombre incorporado ya a la propia Isla, pero un libro que sigue esperando, después de 92 años, la lectura entusiasta de todos los canarios. César Manrique dijo: "Agustín Espinosa fue el primero que con su magia nos descubrió la belleza de esta Isla".
Por él, por su prosa exacta y por su imaginación prodigiosa, he escrito en la popa de mi viejo velero el nombre de “Lancelot”.
Mi Lancelot es blanco, como la dulce sal de nieve del Janubio. Tiene 9,01 metros de eslora y 2,86 de manga. Pesa 3.415 kilogramos y su mástil mide 11 metros. Su modelo, Sirocco MK2, fue diseñado por Angus Primrose y construido por Manufacturas Mistral, S.A., en Barcelona, el año 1974.
A pesar de su edad -46 años- todavía cabalga sobre el Atlántico y salta el obstáculo azul y blanco de las olas.
A pesar de su edad -46 años- todavía cabalga sobre el Atlántico y salta el obstáculo azul y blanco de las olas.
Sus compañeros de viaje son: el viento, que le da la energía, el mar, donde ara su surco la carena, las nubes, el sol, los sueños...
Está construido con fibra de vidrio, poliester, acero, aluminio y madera. Cuando descansa, amarrado en el puerto, puede parecer un objeto inanimado, pero cuando sale a la mar y lo besa el viento se transforma. Se convierte en un animal mitológico. Mezcla de delfín, caballo y gaviota. Delfín, por cómo acaricia el océano; caballo, por cómo salta sobre las olas y gaviota, por sus velas blancas.
viernes, 22 de mayo de 2020
XXX Crítica política (NO)
Después de la muerte del general, y dejada atrás la transición, parecía que "las dos españas", tan bien definidas por Machado, se habían ido difuminando hasta desaparecer. Pero no estaban muertas. Solo dormían. Desde hace unos pocos años han empezado a despertar y ahora, con la pandemia, han resurgido de nuevo llenas de furia. Cada vez se diferencian y se distancian más y más. Cada una encerrada en su fundamentalismo y en sus verdades viscerales. Y como dos gallos en la arena se miran con rabia amagando con destruir al adversario.
Cada uno de los rebaños, protegido en la seguridad del grupo, sigue ciegamente a sus líderes, que los adoctrinan en el odio.
En las últimas Navidades, antes de que llegara el virus, todos, los unos y los otros, corrían ciegos por las calles. ¿Qué buscaban con tanta ansiedad en los comercios? ¿Intentaban dejar atrás todo para poder ser ellos mismos o, tal vez, deseaban encontrar una solución al desastre ecológico que se anuncia?
Mientras, en la iglesias, se adora a un hippie que vivió hace 20 siglos y que despreciaba todos los fundamentos de nuestra vida.
Ese diminuto virus ha sacado a la luz, del que quiera mirar, el disparate absurdo que es nuestra irracional existencia.
En las últimas Navidades, antes de que llegara el virus, todos, los unos y los otros, corrían ciegos por las calles. ¿Qué buscaban con tanta ansiedad en los comercios? ¿Intentaban dejar atrás todo para poder ser ellos mismos o, tal vez, deseaban encontrar una solución al desastre ecológico que se anuncia?
Mientras, en la iglesias, se adora a un hippie que vivió hace 20 siglos y que despreciaba todos los fundamentos de nuestra vida.
Ese diminuto virus ha sacado a la luz, del que quiera mirar, el disparate absurdo que es nuestra irracional existencia.
jueves, 21 de mayo de 2020
Los daños colaterales del coronavirus (NO)
Desde que empezó a atacarnos el coronavirus, obligándonos a encerrarnos, se ha propagado, como el propio virus y ayudado por las redes sociales, un fundamentalismo radical del que pocos escapan.
La mayoría de mis contactos no paran de enviarme mensajes llenos de odio visceral contra el Gobierno y contra los que dirigen la pandemia. Gente de la que, hasta ahora, desconocía su afiliación política y a la que nunca le había oído hablar de estos temas.
Al final, como siempre, me he quedado solo. Agarrado, con fuerza, a una piedra de la ribera del río, mientras escucho el ruido sordo y constante de la corriente que a todos intenta arrastrarnos y homogeneizarnos.
jueves, 14 de mayo de 2020
XXX El cerebro
La anatomía de nuestro cuerpo, así como su funcionamiento interno, son la consecuencia de un lento proceso evolutivo de adaptación de las especies que nos han precedido. Somos así porque la vida, a lo largo de 3.850 millones de años, fue eligiendo, sucesivamente, una cantidad casi infinita de alternativas, en ese largo camino. Un camino, además, condicionado por el medio ambiente cambiante que existía en cada momento.
También es fácil entender que si el camino elegido por la vida para evolucionar o bien las condiciones ambientales hubieran sido diferentes, nuestra especie hubiera sido también diferente. Somos como somos por una cantidad casi infinita de hechos fortuitos.
¿Por qué entonces nos cuesta tanto entender que nuestro cerebro es también consecuencia de ese mismo proceso fortuito?
Si en lugar de los cinco sentidos que poseemos para captar el mundo que nos rodea, la evolución nos hubiera dotado de quince o veinte sentidos y de un cerebro capaz de procesar las señales que le llegaran de esos quince o veinte sentidos, tendríamos una visión del mundo y de nosotros mismos mucho más completa y diferente.
Nuestro cerebro ha sido diseñado por la evolución con la única finalidad de adaptarnos al medio ambiente y contribuir a la supervivencia de la especie. Por mucha importancia que queramos darle, desde el punto de vista evolutivo tiene las mismas funciones que las alas de un ave o los dientes de un león.
domingo, 10 de mayo de 2020
XXX Ra (misterio)
Al principio, hasta hace unos 10.000 años, los hombres adorábamos a dioses reales. El sol, la luna, las estrellas, la tierra, el mar, el viento... Dioses que estaban ahí, presentes, que podíamos ver y sentir.
Luego inventamos las grandes religiones monoteístas que se han extendido por todo el planeta, con un único dios, que solo existe en el interior de nuestro cerebro y fruto de nuestra imaginación.
El sol, que sale cada día y que nos da la luz y el calor es, como creían nuestros viejos antepasados, mi dios verdadero.
sábado, 9 de mayo de 2020
Las dos ventanas (NO)
Las dos ventanas iluminan, con el sol de primavera, la cama donde duerme un hombre que está ya en la edad de las despedidas. Le aguarda, varada sobre la arena, la barca que ha de llevarlo al paraíso infinito de la nada. El paraíso perdido, donde vivió también un feliz infinito pasado y del que fue desterrado por sus padres.
Deberíamos dedicar unos minutos, cada mañana, a pensar en nosotros mismos y en el infinito.
A medida que envejeces el grueso cabo que te sujetaba a la vida se va debilitando. Al final es solo un delgado y débil hilo de costura.
A medida que envejeces el grueso cabo que te sujetaba a la vida se va debilitando. Al final es solo un delgado y débil hilo de costura.
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